La preciosa historia del olmo de Cuevas de Velasco (Cuenca)

Cuevas de Velasco es un pequeño pueblecito de Cuenca de apenas 69 habitantes, aunque en el siglo XIX rondaba los 500 vecinos.

Se tiene constancia de la existencia de un viejo olmo en el pueblo al menos desde 1752 por documentos conservados en el ayuntamiento. Este olmo, que en su juventud debió dar el nombre a la “Plaza del olmillo” creció durante más de dos siglos hasta 1990 en que la edad y la grafiosis acabaron con él.

La pasada semana, la Fundación Soliss volvió a hacer posible que la “Plaza del olmillo” haga honor a su nombre gracias a la plantación de un ejemplar resistente a la grafiosis dentro de su Proyecto Olmo, que viene repoblando la geografía castellano-manchega con olmos cedidos por el Ministerio de Medio Ambiente, que lleva más de 30 años investigando cómo atajar esta devastadora enfermedad. Estas investigaciones han descubierto siete ejemplares que, de modo natural, resisten la enfermedad (se les inoculó el hongo repetidamente y no enfermaron), los cuales están siendo clonados para su distribución por toda España gracias a convenios como el que la Fundación Soliss firmó hace ya dos años. Este proyecto de la Fundación Soliss está permitiendo que las plazas y calles de muchos municipios de la región cuenten con ejemplares sanos de olmo autóctono (Ulmus minor) que se espera sean la avanzadilla de la recuperación de esta especie en serio peligro de extinción, árbol emblemático en toda Castilla, presente en multitud de plazas como punto de encuentro y germen de los primitivos “ajuntamientos”: reuniones de vecinos para decidir las cuestiones importantes para el pueblo, término del que procede la palabra ayuntamiento.

En el caso de Cuevas de Velasco, uno de sus más ilustres vecinos, el historiador Antonio Ballesteros Collado, de 90 años de edad, fue quien nos aportó el dato de 1752 como fecha en la que ya se tenía constancia de la existencia del viejo olmo. Él mismo aportó las últimas fotografías de aquel viejo olmo vivo, a quien todos en el pueblo llamaban “el abuelo”, así como del momento de su muerte en 1990, que en palabras del propio Antonio Ballesteros “me costó llorar”. El propio Antonio ha participado en la plantación del sucesor de este gran olmo.

Desde hoy, gracias a la Fundación Soliss, Cuevas de Velasco y su Plaza del Olmillo vuelven a contar con un olmo autóctono, además con la garantía del Ministerio de que no enfermará de grafiosis, por lo que hemos puesto la primera piedra de la recuperación no solo de la especie en la comarca, sino de todo un símbolo para el pueblo.

Larga vida al olmo de Cuevas de Velasco.